sábado, 28 de enero de 2012

Sí, es un niño / Ja, det är en barn

El otro día estaba corriendo por el Stadsparken (como el Retiro de Lund, salvando las distancias), a eso de las 7 de la noche, cuando pasé a un grupo de chavales que estaban a esas horas también corriendo, supongo que era un equipo de atletismo. Tendrían unos 12 años e iban muy monos (y muy suecos) ellos, cada uno con su chaleco reflectante no sea que que fuese a pasar un coche por medio del parque a 200 km/h (cosa muy común en Suecia) y se llevase a alguno por delante.

La cosa es que hacía frío. Y diréis, afamados lectores, qué novedad. No lo era, pero me hizo pensar en otra cosa que siempre me ha llamado la atención, en este caso de España, pero que viene a cuento porque es bastante diferente aquí en Suecia (donde no me llama la atención).

Las madres españolas (y algunos padres) tienen una especie de terror a que sus bebés mueran por congelación inmediata en cuanto la temperatura exterior baja de los 15 grados. A partir de ese momento, ocurre una de estas dos cosas:
a) Le colocan al bebé toda su ropa hasta asegurarse que la diferencia de temperatura bebé-calle alcance los 35 grados (es decir, calle a 15 grados y bebé a 50).
b) No sacan al bebé a la calle, no sea que sufra de inmediato un proceso de criogenia, y se convierta en un bloque de hielo.

Típico bebé español, desde el comienzo del otoño hasta el final de la primavera

Una situación común (nos ha pasado a todos) sería la siguiente, te encuentras con unos amigos que van por la calle empujando un carrito de bebé:

- Hombre, Paco, Marisol, ¿qué tal? ¿Por qué habéis vaciado una maleta en el carro de Jorgito? ¿Estáis ventilando la ropa antes de que llegue el invierno, o qué?
- Qué cosas tienes, Manolo. Eres un charlatán. Estamos paseando a Jorgito, solo le hemos puesto un par de jerséis más no fuera a coger frío.
(Manolo miraría entonces con más atención dentro del carro, y tras la sección de invierno encontraría los ojos suplicantes de Jorgito, como los del bebé de la foto).

Otra cosa muy habitual en España es, por si acaso nos hemos dejado alguna prenda sin ponerle al bebé, cubrir el carrito con una especie de toldo de plástico que tiene la ventaja de aumentar la funcionalidad del mismo: además de llevar al bebé a la temperatura del núcleo solar, podemos poner un par de plantas de tomate a los lados del niño, que se nos van a dar fenomenal.

En Suecia, la gente sale a pasear con sus bebés incluso cuando la temperatura baja de cero (ya sabéis, ni frío ni calor). Diréis todos, pues claro, si no, no saldrían nunca. Bien, es una buena aproximación, pero ocurre un fenómeno curioso: los niños no mueren de frío. ¡Increíble! ni siquiera llevan los toldos de plástico esos preciosísimos de la muerte. Los padres siguen llevando a sus niños a la guardería andando o incluso en la bici, y los ves tan felices y contentos. Un fenómeno inexplicable.

Otra diferencia es que aquí no se lleva nada el concepto de bebé-cebolla de España. Es bastante típico ponerle al niño un mono abrigadito y a correr, que además parece increíblemente práctico.

Bebés suecos con dientes incipientes, disfrutando de la nieve
En fin, para que veáis lo que se le ocurre a uno cuando sale a correr. El próximo día practico el sillón-ball. Se piensa mucho menos.

3 comentarios:

  1. Jajajajaja, me ha encantado. Yo también he pensado a veces en eso del frío, pero supongo que los que son padres nos podrán convencer con algún razonamiento (debe ser que como no soy padre, no lo comprendo).

    Esta entrada vuestra daría pie a un interesante debate.

    RAKA.

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  2. Buuuuuuuuuuuuuuuuu...........
    Hay padres y padres!!!
    Anonimo.
    pd. Viva Cuencaaaaaaa!!!!!!

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  3. Cuando estuve en DK me paso algo curioso en relacion a este tema, veiamos cochecitos de bebe fuera de los bares, como si fuera un parking de carritos y lo mas increible, el niño estaba dentro!!!! con un walkie talkie.
    Nos explico un parroquiano que hablaba español que es muy normal que para que los niños se acostumbren al frio, los padres los abrigan bien, los colocan en los carritos tapaditos pero con las caritas al aire frio gélido, sin plastico de invernadero ni nada similar,los dejan fuera y mientras, ellos dentro disfrutan de una cervecita o cafecito, pero eso si, siempre atentos al walkie y a los pibes...
    No pude mas que hacer el paralelismo con mi país.. seguro que si esto fuera UY, el padre no habia tenido tiempo de entrar al bar, que el pibe era boleta y estaba ya en el mercado negro de trafico de organos..., ni que hablar del walkie ni el talkie y el carrito, jejejeje

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