Amigos, ayer se celebró la final de Eurovisión, el concurso musical más casposo, cutre y aburrido del mundo... si no lo ves acompañado. Si lo ves acompañado y con unas cervezas, solo es casposo y cutre.
Como (sin duda) todos ya sabréis, este año ganó la canción sueca, Euphoria, cuyo título representa muy bien lo que sienten los suecos por este festival, cada año.
Que no es ni más ni menos que un orgasmo continuado desde que comienza la selección de la canción sueca (a través de una especie de OT llamado Melodifestivalen), hasta que acaba la propia Eurovisión. Vamos, 4 o 5 mesecitos de ná. Infernal.
Esta pasión viene de los tiempos en que Suecia ganó Eurovisión por primera vez, con esta canción que quizá os suene de algo:
Corría el año 1974. Tanto lo vivieron los suecos que algunos se han quedado en esa época, no veáis las guisas que nos llevan algunos colegas por la calle. Pero eso es otra historia.
Desde entonces, no es que Suecia haya ganado muchas veces (con la de ayer, 5), pero al menos tiene algo más de regularidad que España, que ganó por primera vez en 1968, y por última en 1969. Una trayectoria, como se suele decir, de "largo recorrido". No lo entiendo, con temazos en los últimos años como "Algo chiquitito" o "Que me quiten lo bailao":
Contagiados (es un decir) por el apoteósico ambiente eurovisivo sueco, decidimos reunirnos con unos pocos amigos en casa, y unir la visualización (comentada, of course) del evento a una cena especial: cada uno elegiría representar un país (no necesariamente el suyo), y cocinar algo típico del mismo.
Mery se decantó por apoyar a Rumanía, que presentó una canción cantada en castellano (?), con ritmo reggaetón (??), cantada por un pendón desorejado llamada Zaleilah, y con el muy sugerente nombre de "Mandinga" (!!!):
Para ello, cocinó un típico Rosii umplute cu vinete, una especie de ensalada de tomate, pimientos y berenjena al horno.
Yo elegí representar a Chipre, ¡vamoooos!, que presentó una canción de absoluta ínfima calidad musical pero enorme calidad discochundachunda, a cargo de una barbie con varios kilos de morros rojos y nivel de pendoneo similar al de la rumana:
Y preparé afelia (ojo, no confundir con la secretaria de la T.I.A. de Mortadelo y Filemón), cerdo al horno con cebolla y vino tinto, acompañado de pourgouri (bulgur con cebolla) y jroña que jroña (yogur griego).
Los demás vinieron representando a Grecia, Francia, Suecia y Turquía. Este fue el resultado:
Dándolo todo... o casi |
El año que viene no pensaba verlo pero como va a ser aquí en Suecia, igual hay que hacer un esfuerzo... Bah, deja.